viernes, 25 de junio de 2010

ARÉVALO Y LA DISTANCIA


Tengo un amigo que achaca buena parte de los defectos de nuestra Tierra al río Adaja. Según él, el mismo río que hace que los peces no se corrompan, produce efectos perjudiciales en las personas. Dice que los efectos desaparecen conforme vamos hacia tierras de Segovia. Como colofón a su teoría achaca a lo poco que viajamos nuestra falta de capacidad para afrontar nuestros males.
Personalmente, no me gusta solazarme en nuestros defectos; y en cuanto a lo de viajar, puede que lleve razón. Viajamos poco y los pocos viajes que hacemos suelen ser en su mayoría sólo de ida. Muchos de los que de nuestra Tierra salen, no vuelven sino pasados un buen número de años. Es cierto que regresan algunos fines de semana y en vacaciones, pero sus regresos no les permiten acometer reformas. Alegan desconocer el día a día y total para cuatro ratos que están mejor no mover mucho las cosas.
Yo confío en que cuando regresen definitivamente, vendrán al pueblo y nos contarán lo que se hace en otros lugares. Tendrán intención de mejorar el solar donde pasarán el resto de su vida. Por fin, muchos de ellos tendrán tiempo y ganas de acometer las obras tanto tiempo aplazadas.
Veo que mi amigo me mira escéptico y mueve la cabeza. No tiene tiempo de esperar. Por eso me gustaría que mientras, nos contasen qué han visto más allá del río Adaja.