viernes, 2 de julio de 2010

UN DÍA VOLVERÉ


UN LIBRO PARA LEER

“En alguna ocasión le vimos paseando solo por el Parque Güell y también en el mercado de la Travesera, en cuyos puestos de frutas y verduras se paraba largo rato, como si nunca hubiese visto nada parecido. Un domingo se llevó a Néstor a los Encantes de San Antonio, estuvo hablando con un anciano que vendía monedas antiguas y luego recorrió las paradas de libros usados, llevándose a casa una buena provisión de novelas del Oeste. Cada quince días – después sería cada mes – tenía que presentarse al Juzgado Militar de la Rambra de Santa Mónica y dejar su firma en la sección de libertad condicional. Cuando iba a eso se ponía el traje cruzado marrón a rayas y una corbata negra y a la vuelta solía parar en el Trola a tomarse una ginebra, sin hablar con nadie.”

Juan Marsé